El padre Jeremiah siempre fue un buen pastor. Enteramente entregado a su Iglesia y a sus feligreses. Esa ma–ana se dispon’a a dar su misa de los domingos, tal y como llevaba haciendo tantos a–os. Pero esa ma–ana no era la de siempre; pod’a notar en el ambiente algo realmente extra–o. Algo impregnado en un hedor putrefacto que, aśn hoy en d’a, no puede quitarse de la cabeza. El olor de la Muerte...
◼ Imaginery slideshow:
◼ Additional stuff and Downloads:
● FRONT COVER SCAN
HIGH QUALITY - 780x1205px - 300dpi - RGB
TIFF FILE: 2.898.758 bytes WEIGHT